Abandono de persona: lo que la Ley de Tránsito omite, pero el Código Penal sanciona

23.10.2024

En el ámbito vial, uno de los hechos más graves que puede suceder tras un accidente es el abandono de persona. Este término se refiere a la situación en la que el responsable o partícipe de un incidente de tránsito decide no brindar asistencia a las víctimas, huyendo del lugar o desentendiéndose de su deber humano y legal de socorrer a quienes están en peligro. Se trata de una acción que no solo implica una falta ética, sino también un grave incumplimiento de las normas de convivencia social.

Desde un punto de vista técnico, el abandono de persona tiene consecuencias inmediatas y devastadoras. En un accidente vial, el tiempo es crucial. Cada minuto que pasa sin que se brinde asistencia médica a las víctimas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Quien abandona una escena de siniestro no solo deja de cumplir con su deber, sino que también priva a las víctimas de una posible ayuda inmediata que podría salvarles la vida o evitarles lesiones graves.

Abandonar a una persona herida en la vía pública es, ante todo, una traición a los principios básicos de solidaridad y respeto por la vida humana. Es una acción que, además de carecer de humanidad, refleja una total irresponsabilidad sobre las consecuencias del propio comportamiento. Aquí entra en juego la "ética del conductor", que nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad compartida que tenemos en el cuidado del otro cuando estamos al volante.

Curiosamente, a pesar de la gravedad del asunto, el concepto de abandono de persona no figura explícitamente en la Ley Nacional de Tránsito n.º 24.449. Aunque esta ley se ocupa de diversos aspectos de la seguridad vial, como las normas de circulación y las infracciones, no incluye una mención directa a este comportamiento. Este vacío puede explicarse porque la ley de tránsito se centra más en regular las condiciones de manejo y la prevención de accidentes que en sancionar conductas posteriores al siniestro, las cuales recaen, como mencionamos, en el ámbito del derecho penal. Esto no significa que no haya consecuencias legales para el abandono, sino que su tratamiento corresponde a un marco normativo distinto.

En este contexto, el abandono de persona está contemplado principalmente en el artículo 106, y también en el artículo 108 del Código Penal argentino. Si el daño ocasionado a la víctima es grave, la pena mínima puede ser de 3 años de prisión. Sin embargo, en caso de que el abandono resulte en la muerte de la víctima, la sanción puede alcanzar hasta 15 años de cárcel. Estas disposiciones subrayan la gravedad de abandonar a una persona en situación de vulnerabilidad, reflejando el fuerte compromiso legal con la protección de la vida y la integridad de las personas.

En este sentido, el abandono de persona tras un accidente no solo es un acto punible desde el punto de vista legal, sino que también refleja una falta absoluta de los principios más básicos de humanidad. La conducción gentil nos exige, incluso en los momentos más críticos, demostrar la misma amabilidad que esperamos recibir de los demás en situaciones similares. Es decir, socorrer a una persona no debería ser una cuestión de obligación legal, sino de un deber moral, que se nutre de la empatía y la conciencia de que todos somos vulnerables.

El abandono de persona no tiene lugar en una conducción basada en la amabilidad, cortesía y educación. De aquí que la conducción gentil es más que una forma de manejar; es un compromiso con el otro, con el respeto a la vida y con la solidaridad. En situaciones de siniestro, lo que define a un buen conductor no es solo su habilidad al volante, sino su capacidad para asistir a quienes lo necesitan, reforzando la idea de que la responsabilidad en la vía pública es tanto legal como ética.

Por eso, te invito a adoptar la conducción gentil en tu día a día. No se trata solo de cumplir las normas de tránsito, sino de asumir una actitud más empática y responsable. Al optar por la cortesía, la amabilidad y la educación en cada trayecto, estarás contribuyendo a un entorno vial más seguro y humano, donde todos somos parte del cuidado y bienestar de los demás.

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