Beber y Conducir... Responsablemente

18.07.2021

Hay mucho escrito sobre los efectos del alcohol en la conducción y por ese motivo este artículo no intenta dar una explicación técnica de los efectos del alcohol (para ello hay links al final del artículo), sino de cómo es un comportamiento responsable en la conducción frente al consumo de alcohol.

Más allá de todo tecnicismo, tenemos que tener en cuenta que el alcohol disminuye la capacidad de discernimiento, lo que se asocia generalmente a otros comportamientos de riesgo, como el exceso de velocidad y el incumplimiento de las normas de protección (uso del cinturón de seguridad y el casco). Por este motivo, se subestima la situación y frases como "no tomé nada", "tengo suficiente cultura alcohólica", "no pasa nada" o "estoy bien" no son válidas para manejar. De hecho, cualquier decisión que tomemos luego de beber alcohol no debe ser tenida en cuenta. Para ello, debemos planear nuestra salida antes de tomar alcohol. Esto es, tener pensado si vamos a volver manejando o no y si vamos a consumir alcohol o no. Para ello hay distintas estrategias que intentaré explicar a continuación.

Por ejemplo, si no vamos a volver manejando, podemos volver con un conductor asignado o un taxi o un remise. En el primer caso, debemos haber charlado previamente con el conductor asignado para que él sepa previo a beber que te va a traer y además, debemos controlar que esa persona no consuma alcohol. Si volvemos en taxi, tenemos que conocernos para saber que podemos guardarnos el dinero para pagar el viaje de vuelta y debemos saber cuanto es su valor. Si no sabemos el monto que nos costará, una buena estrategia es ir en taxi y considerar un 10% de más por si la vuelta lleva un recoveco de más. Para el caso del remise, se puede hacer lo mismo, pero también, si la remisería es de confianza, se puede pagar por adelantado para no tener que estar controlando el dinero cuando estamos bebiendo.

Si por el contrario, vamos a volver manejando, la estrategia no es más complicada…. simplemente no bebas alcohol y mentalizate para ello (incluso podrías ser conductor asignado).

Por otro lado, estadísticamente, el consumo de alcohol, incluso debajo de los 0,5 gr/l aumenta la probabilidad de estar involucrado en un accidente. Esto es algo que debemos tener en cuenta a la hora de agarrar el volante. Si nos juntamos con amigos, y tomamos un vaso de cerveza por más que estemos dentro del límite legal para conducir (dependiendo la localidad), tenemos que estar más alerta porque tenemos más chances de estar envueltos en algún hecho vial. La relación estadística es directa, o sea cuanto más concentración de alcohol en la sangre, mayor la probabilidad de ocurrencia de accidente y mayor la gravedad de las lesiones resultantes. A modo de comentario, para la Organización Panamericana de la Salud, los conductores con una concentración de alcohol en la sangre de entre 0,2 y 0,5 gr/l tienen como mínimo un riesgo tres veces mayor de morir en un hecho vial. Este riesgo aumenta a seis veces como mínimo con una tasa de alcoholemia entre 0,5 y 0,8 gr/l, y se eleva exponencialmente cuando supera 0,8 gr/l.

Estimación del riesgo relativo de morir que corren los conductores que han consumido alcohol (Manual de seguridad vial para decisores y profesionales (OPS, 2010))


Otro tema, que debemos tener en mente, es que en la mayoría de los accidentes donde el conductor está ebrio, es que las víctimas fatales son los acompañantes o los de los otros vehículos. Esto ocurre porque si bien no evaluamos el riesgo correctamente, el principio de autoconservación se mantiene sin considerar el de los otros. Esto se puede apreciar en las noticias que vemos a diario y es, en mi caso, el principal motivo de llamado a la responsabilidad que tengo para llevar el control de lo bebido en reuniones con amigos y familiares.
La eliminación del alcohol en el organismo es un proceso que, aunque parece sencillo, está cargado de complejidades fisiológicas que muchas veces subestimamos. El cuerpo humano tiene un ritmo preciso y constante para metabolizar el alcohol, y este proceso no puede ser acelerado, independientemente de los mitos populares que sugieren lo contrario. Desde la primera gota ingerida, el alcohol comienza a distribuirse uniformemente por los tejidos y fluidos, exceptuando la grasa, mientras que el hígado asume la responsabilidad principal de su eliminación.Para dimensionar este proceso, consideremos un ejemplo práctico: un hombre sano de 70 kilogramos que alcanza una concentración de 0,5 g/l de alcohol en sangre necesitará al menos cinco horas para metabolizar completamente el alcohol. Este tiempo puede extenderse considerablemente si la concentración inicial es mayor, como en el caso de 1,2 g/l, que podría tardar hasta ocho horas en eliminarse. En este punto, es importante recalcar que las diferencias de género también juegan un papel: las mujeres, debido a su composición corporal y diferencias enzimáticas, eliminan el alcohol más lentamente, con una velocidad promedio de 0,1 g/l por hora frente al 0,15-0,2 g/l por hora en los hombres.El consumo de alcohol con el estómago vacío agrava aún más la situación. En esas circunstancias, la absorción es más rápida y la concentración de alcohol en sangre se incrementa drásticamente, aumentando el tiempo necesario para regresar a niveles seguros. Si además ajustamos el cálculo al tipo y la cantidad de alcohol consumido, como una pinta inglesa (568 ml) en lugar de un tercio de cerveza (330 ml), las tasas de alcohol en sangre varían significativamente, aumentando de 0,245 g/l a 0,4217 g/l, en promedio. Este aumento no es trivial, especialmente si consideramos que las tasas legales para conducir son mucho más bajas en la mayoría de los países.Lo más relevante de esta información es su implicancia para quienes toman decisiones sobre conducir después de consumir alcohol. A menudo, subestimamos cuánto tiempo puede tomar volver a un estado seguro para operar un vehículo, lo que pone en riesgo no solo la vida del conductor, sino también la de otros usuarios de la vía.En conclusión, el tiempo es el único factor que permite que el alcohol abandone nuestro organismo. No hay atajos, remedios mágicos ni técnicas que aceleren el proceso. Por ello, la decisión más responsable es evitar conducir después de consumir alcohol, independientemente de la cantidad. Planificar con anticipación, utilizar transporte alternativo o asignar un conductor designado son decisiones que salvan vidas. La paciencia y la precaución siempre serán nuestras mejores aliadas en el tránsito.

En los siguientes links, puede obtener mas información relacionada al tema

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